Daphne Caruana Galizia fue incansable en sus esfuerzos por exponer el nepotismo y la corrupción en la vida pública de Malta. Se ganó elogios y odios en igual medida por sus informes de investigación sobre los Panama Papers, que revelaron vinculaciones entre los principales políticos y compañías fantasma. Sus afirmaciones sobre operaciones financieras entre familiares del presidente de Azerbaiján y el primer ministro de Malta llevaron al gobierno a adelantar las elecciones a principios de este año. Sin embargo, ella fue igual de implacable al momento de investigar casos de corrupción de menor escala como la concesión de un zoológico aparentemente ilegal.
Su asesinato el lunes, que se produjo por el estallido de una bomba colocada en su auto y cuyas partes calcinadas quedaron esparcidas en un campo, es una atrocidad criminal. También es un golpe directo, en el corazón de Europa, a los valores fundadores de la Unión Europea _libertad de expresión y estado de derecho. Se produce en un momento en que se observa mayor violencia contra los periodistas en todo el mundo.
El elevado número de muertos en los últimos años formaba parte del resultado de jóvenes periodistas independientes que quedaban atrapados en zonas de guerra. Pero muchos han sido blancos ya sea de grupos terroristas de Medio Oriente y del sur de Asia, o de pandillas violentas en México y Brasil. En Turquía, se observa un preocupante aumento del hostigamiento y de la intimidación a los reporteros, tanto online como a través de los tribunales
En Europa, el ataque islamista de 2015 que mató a 12 personas en las oficinas de la revista satírica Charlie Hebdo fue un recordatorio de que no se puede dar por sentado que existe la libertad de expresión. El ataque a Caruana Galizia sin embargo es algo muy diferente. Se parece al tipo de asesinatos por encargo vistos anteriormente en Rusia y en la ex Unión Soviética, incluyendo la bomba en un auto que mató a Pavel Sheremet, un influyente periodista bielorruso en Kiev el año pasado.
Es profundamente alarmante ver que este tipo de violencia criminal está creciendo en la UE. Cualquiera sean los defectos de la clase política de Malta, no tienen el hábito de contratar sicarios para silenciar opositores. Pero el estado de derecho está debilitado. Hubo otros ataques con bombas en autos en los últimos meses. Las autoridades necesitan demostrar ahora que no se permitirá que este tipo de agresión quede impune.
La rápida condena del ataque del primer ministro Joseph Muscat es bienvenida, como lo es su confirmación de que Malta estará aceptando ofertas de ayuda del FBI norteamericano y de los expertos forenses de Holanda. Queda claro que Malta necesitará experiencia externa para fortalecer sus propios recursos limitados y garantizar que la investigación sea verdaderamente independiente.
Sin embargo, Muscat debe asumir también la responsabilidad por el clima en el que se produjo este asesinato. Malta hace tiempo que permite que sea fácil para las compañías extranjeras inscribir subsidiarias y habilitarlas para pagar muy bajos impuestos. Se produjo una enorme expansión de la industria del juego online. Pese a las críticas de Bruselas, siguió adelante con un “programa de dinero por pasaportes” que permite a las personas adineradas comprar su acceso a la UE.
El resultado es una economía fuertemente dependiente de los extranjeros ricos, donde las autoridades tienen poco incentivo para imponer duros estándares de transparencia. El hijo de Caruana Galizia acusó al gobierno de permitir que florezca la “cultura de la impunidad”.
Ahora la prioridad para la UE y para Malta es encontrar a los responsables del asesinato de Caruana Galizia y hacerles pagar por lo que hicieron. Sin embargo, la mejor manera de honrar su memoria sería convertir a Europa en un lugar donde esos descarados golpes a la libertad de expresión, a la transparencia y al estado de derecho sean inconcebibles.
Medio: El Cronista
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