El periodista Marcelo Medina realizó un recorrido por las radios AM que funcionan en Entre Ríos. Dos de tres tienen “serios” problemas para salir al aire.
Los medios de comunicación en Entre Ríos no están pasando por un buen momento. Dos de las tres AM que tiene la provincia y están en la órbita del Estado tienen serios problemas.
Los inconvenientes comenzaron justo, justo, con el inicio de la gestión de Cambiemos. Se podría pensar que es una casualidad. Pero no, nada es casual cuando se trata de administrar y gestionar iniciativas que tienen que ver con un derecho humano. Porque la comunicación es un derecho humano.
Lo es como “el derecho a recibir una comunicación veraz, objetiva e imparcial; a tener la oportunidad de hacer escuchar su voz, de expresarse libremente, a través de diferentes medios, son elementos propios del ser humano, al menos en sociedades democráticas o que se precien de serlo”.
La sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual Nº 26.522 que pretendió regular el funcionamiento de las radios y televisoras “en todo el ámbito territorial de la República Argentina” fue sancionada y promulgada el 10 de octubre 2009 y fue demonizada como una norma que iba a promover el cierre de numerosos medios, incluso de medios gráficos, aún cuando no los comprendía, dejando a muchos periodistas y comunicadores sin trabajo. Nada de eso ocurrió mientras aquella ley estuvo en vigencia.
Paradójicamente, los inconvenientes “aparecieron” con la gestión de Cambiemos. Desde un primer momento Oscar Aguad, exministro de Comunicación ahora a cargo de Defensa, destrozó la ley de medios que Clarín no quería y habilitó el cuádruple Play con la fusión Telecom-Clarín, gracias a la cual las compañías pueden brindar Internet, telefonía fija, móvil y televisión. También fue crucial en la condonación del 98% del pasivo a Correo Argentino, la empresa de la familia Macri que no le abona al Estado su deuda desde 2001. Entonces se nota que nada es casual. Primero fue LT 14, en Paraná.
Sus trabajadores resistieron el intento de “achicar” la planta de personal y el cierre de una vía de comunicación que informaba sobre los temas que nos interesan a los entrerrianos y a los paranaenses, a estos últimos a través de FM Baxada, que se transformó en una repetidora de Radio Nacional. Ahora es “el turno” de LT 11, la emisora estatal de Concepción del Uruguay. Allí también los trabajadores resisten y defienden la emisora de las políticas de ajuste sobre la radio pública que se vienen poniendo en marcha desde el gobierno nacional.
La maniobra, por más que se haya usado hasta el hartazgo y en distintas áreas laborales, no deja de ser efectiva. Se trata de las famosas “cuestiones presupuestarias”. Estas, las “cuestiones presupuestarias”, conducirían “inevitablemente” una reducción del personal, de las transmisiones de exteriores, dejando de cubrir eventos deportivos, sociales y culturales de la ciudad y la región. La visión neoliberal que hegemonizó las subjetividades de millones de compatriotas “vendió” que “todas las actividades”, públicas o privadas, “deben” necesariamente, generar “ganancias”. Así, cuando no las generan, queda legitimado el cierre de la actividad “por inviable”, “deficitaria” o peor, pecado mortal, “subsidiar a ñoquis choriplaneros cooptados por gobiernos populistas”.
Así, trabajadores de la comunicación, que se desempeñan en un área de la cultura que es un derecho humano, son despojados de su condición de sujetos para ser convertidos en un número que debe responder a un presupuesto o a una planilla de Excel. Mucho se ha argumentado sobre que un sinnúmero de actividades, que son responsabilidad del Estado en tanto que revisten interés público, no “deben necesariamente dar ganancias”, porque su importancia es vital para el desarrollo de una sociedad que se nutra de “verdaderos” valores democráticos.
Sin embargo, la ilusión increíble e inexplicable de una sociedad que se rija por las igualmente fantasiosas leyes del mercado, continúa ganando adeptos. Tal vez esos mismos adeptos despierten del agradable sueño neoliberal percatándose de que fueron protagonistas de una pesadilla cuando les informen que su condición de sujeto se desvaneció en un “presupuesto” o en una “planilla de Excel” que “no cierra”.