Medio: Dinero en Imagen
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Primer tiempo. Gabriel Contreras estaba listo para acudir el 7 de septiembre pasado al Senado a rendir protesta como presidente del Instituto Federal de Telecomunicaciones, lo que implicaba ser ratificado en el puesto por cuatro años más.
El cercano excolaborador de quien fuera el consejero Jurídico de la Presidencia, Humberto Castillejos, daba por hecho que al igual que su colega, Alejandra Palacios, presidenta de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), sería convocado ese fatídico jueves, cuando inició la racha de sismos. Sin embargo, a Contreras nunca le llegó la invitación de los legisladores. Quién sabe quién le habrá hecho creer al abogado que podía ser llamado: Palacios siempre ha tenido disposición y consideración hacia los senadores, va cada seis meses a rendir cuentas de su gestión, mientras que Gabriel se ha dedicado a despreciarlos: ahí está el caso de la Controversia Constitucional entre el Senado y el IFT por el tema de la portabilidad numérica, Contreras nunca quiso ir a explicar cómo operaba ni tomó en cuenta la opinión de los miembros de la Comisión de Comunicaciones.
Por si lo anterior no fuera suficiente, ahora mismo se dirime otra polémica por los Derechos de Audiencia, cuyo choque con el comisionado presidente y los senadores provocó la intervención de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para resolverse. Gabriel volvió a ignorar a los senadores.
SEGUNDO TIEMPO
En virtud de que se le acabó su periodo y no hubo acuerdo para ratificar a Contreras en la Presidencia del IFT, el 11 de septiembre asumió esa posición de forma interina la comisionada Adriana Labardini.
Unos días antes de que la abogada de la Escuela Libre de Derecho con Maestría por la Universidad de Columbia tomara la estafeta, Contreras le habría dicho que no llegaría a cobrar un solo día como presidenta del Instituto Federal de Telecomunicaciones. Sin embargo, llegó el día y Labardini se convirtió en la cabeza del organismo regulador, conforme lo mandata la Ley Federal de Telecomunicaciones por ser la comisionada de mayor antigüedad, en tanto el Senado no delibere y designe formalmente al nuevo presidente.
TERCER TIEMPO
El siguiente choque se dio inmediatamente después, previo al día de la toma de Labardini. La comisionada acordó con Contreras un supuesto proceso de transición ordenado.
Ambas partes convinieron la publicación de un boletín de prensa para anunciar la llegada de Labardini, pero el contenido fue alterado dolosamente y se agregó una fotografía con sillas vacías del pleno del Instituto Federal de Telecomunicaciones que simulaban dar la espalda a lo que parecía ser otro pleno… el del Senado de la República. El hecho fue interpretado como una crítica al Poder Legislativo y como un duro golpe a la nueva presidenta del IFT que fue sorprendida desde el interior del órgano regulador.
El episodio le costó la chamba al coordinador de Comunicación Social, Edgar Yeman, quien fue cesado fulminantemente por Labardini. Este personaje le dice a todo el que quiera oírlo que tomó unas vacaciones y que está esperando a finales de este mes volver a la posición, “una vez que regrese” su jefe Gabriel Contreras y dejar sin efectos lo que dice fue su renuncia voluntaria.
CUARTO TIEMPO
Contreras se ha resistido a hacer el acta de entrega-recepción de su oficina. Le molestó enormemente que Adriana Labardini la tomara a partir del 11 de septiembre, fecha en que asumió oficialmente la presidencia interina.
El comisionado argumenta que tiene un plazo de 15 días para elaborar el documento y proceder al cambio. Pero el hecho es que aún no lo hace.
CUESTA ARRIBA
Gabriel Contreras está esperanzado en que el cabildeo del PRI y la Presidencia lo catapulten a la ratificación de la presidencia del IFT por otros cuatro años.
En teoría, mañana martes debería haber un posicionamiento del Senado en torno al instituto. Para ello requiere juntar dos terceras partes del voto de los senadores, lo que obligaría forzosamente a que los priistas y los verdes ecologistas jalaran a los panistas, perredistas o en su defecto a los del PT y Morena, lo cual francamente se ve muy cuesta arriba por el pleito que traen el gobierno de Enrique Peña y su partido, el que lidera Enrique Ochoa, con el líder blanquiazul Ricardo Anaya.
Ese choque político-electoral hace difícil lograr los porcentajes de mayoría no sólo en el Senado. Lo acabamos de vivir en la Cámara de Diputados, donde tampoco se pudieron designar los auditores del mismo IFT, Inai y Cofece. Los diferendos entre partidos y parálisis legislativa han propiciado que no haya fiscal general de la Nación, fiscal Anticorrupción y los cinco magistrados anticorrupción. En esa tesitura, qué le depara al Instituto Federal de Telecomunicaciones.
NAVIERA JG MAR
¿Conocerán en Pemex, que dirige José Antonio González Anaya, y en el sector energético en general a la empresa llamada Naviera JG MAR?
Esta compañía sin barcos y sin experiencia exige y presiona para obtener contratos en la llamada empresa productiva del Estado, cuando lo único que encontramos en su historial son dos cosas: primero, que el dueño y administrador único, Juan José García González, tiene demandada a Petróleos Mexicanos, y segundo, que esta misma persona tiene siete denuncias penales en contra por supuesto robo, fraude y abuso de confianza.