Para modernizar los procesos logísticos, las compañías encuentran en Internet de las Cosas la tecnología que permite conectar a Internet distintos equipamientos su principal aliado. A este escenario se suman las redes low power, que conectan el equipamiento logístico y envían la información a través de una tecnología de transmisión de datos de bajo consumo energético, que se está desplegando en todo el país. Lo que hace unos años eran proyectos, hoy son realidades. En la actualidad, la Ciudad de Buenos Aires se encamina a ser una urbe cada vez más inteligente. En este sentido, el proceso de recolección de basura es uno de los servicios que más tecnología low power incorporó y afronta uno de sus cambios más contundentes, en plena entrada a la Transformación Digital.
Las soluciones de IoT aplicadas a la recolección inteligente de los residuos permiten a las compañías ser más eficientes en sus procesos, planificar rutas, optimizar entregas, monitorear en tiempo real el estado de los activos y medir variables de la operación del negocio para aumentar su eficiencia.
Actualmente, en el barrio de Puerto Madero ya hay instalados diez sensores IoT Low Power que miden el volumen de llenado de los contenedores. De esta manera, la compañía encargada de la recolección puede ver cuánta basura hay y trazar rutas dinámicas, modificadas por la demanda y optimizadas para hacer más eficiente el servicio. Esto permite realizar las tareas de recolección por grupos de contenedores llenos, haciendo un mejor uso de los recursos, mientras mejoran su productividad.
Asimismo, la empresa puede ver en qué horarios la gente genera más residuos, constatar que sean recolectados cuando se debe y determinar dónde es necesario colocar más contenedores o no. Adicionalmente, de ser necesario, pueden cambiar la distribución de los contenedores, para tener operativos a los ociosos y distribuir mejor la carga.
A esta tecnología IoT de recolección de datos, se suma el hecho de que la información captada por los sensores viaja por redes low power, que optimizan significativamente el uso de las baterías de los dispositivos, mientras se reducen costos y no ocupan la red celular tradicional.
Pero esto continúa y no se detiene únicamente en la cuestión siempre importante de la recolección de la basura. El estacionamiento, otro de los grandes temas que está en la agenda de las ciudades modernas y de las compañías, transita un punto de inflexión en lo que a tecnología y modernización refiere.
Estas soluciones también conocidas como Smart Parking están compuestas por sensores que se instalan en el piso y emiten frecuencias, para detectar la presencia de un vehículo. En tiempo real, los dispositivos envían alertas a una aplicación móvil sobre aquellos lugares que están disponibles para poder estacionar. Por otra parte, en caso que el estacionamiento tenga costo, los conductores pueden abonar la tarifa desde la aplicación, utilizando diversas formas de pago para efectuar la transacción y sin necesidad de utilizar efectivo.
En términos de utilización, son cada vez más las compañías privadas las que llevan la delantera implementando estas soluciones en sus parques de estacionamiento. Actualmente, los sensores permiten reducir en promedio 15 minutos diarios en la búsqueda de estacionamiento a cada conductor, lo que en un año se traduce en 2,6 días de tiempo ganado.
Entre los principales beneficios de esta tecnología, se destacan: la mejora en la fluidez de la circulación del tránsito; la reducción de los tiempos para estacionar; y la disminución de huella de carbono en el ambiente. Además, al igual que con los sensores para la recolección de residuos, la información también fluye a través de redes de bajo consumo.
En síntesis, sin importar en qué proceso se aplique Internet de las Cosas, lo que está claro es que los beneficios que conlleva es la optimización de los tiempos, la reducción de los costos operativos y la eficiencia de los recursos.
Medio: Cronista
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